José Luis Sampedro, Escribir es vivir, Plaza y Janés, Barcelona: 2013.

«¿Ustedes recuerdan a Nureyev, el bailarín ruso que murió hace unos años? En una entrevista, a la pregunta de la periodista: “¿Qué consejo daría usted a un muchacho o muchacha que quiera dedicarse al ballet?”, el gran artista contestó: “Que si puede que lo deje”. De lo que se deduce que para Nureyev la única razón seria para dedicarse al ballet era no poder evitarlo. Mi obra será buena, mala o regular, acertada o desacertada, pero la he escrito porque no podía evitarlo».
«Escribir es ser minero de uno mismo, hacerse arqueólogo, profundizar en uno, “entrar más adentro en la espesura”».